sábado, 5 de noviembre de 2011

Adios

Sentado viendo la gente pasar tomo un sorbo de café y me digo a mi mismo: “No quiero sentirme preso en mis propios pensamientos, no deseo ser el candado que ponga fin a la libertad de mis versos, no pienso  volar con alguna condicionante, quiero ser libre en mi ser porque me llena de paz y me ayuda a soñar”. Cada noche recostado sobre mi cama me elevo  con mi imaginación y tengo que recordarte como el amor que fuiste y que no eres más, te llevo en el pecho tan ceñida que no pareces haber sido tan solo una ráfaga en mi vida, tu aroma lo tengo guardado en un frasco al fondo de mi corazón para embriagarme de ti cada vez que me haga falta, eres mi vicio y a la vez mi cura, no tienes fin y nunca te encontré un inicio, simplemente sigues siendo única. Hoy por la tarde fui  isla negra a recordar el lugar aquel donde nos conocimos, el lugar sigue tan bien cuidado como siempre y al parecer algunos aspirantes a nuevos poetas van a recorrerlo con la esperanza de que Neruda les sople una par de versos; en cambio para nosotros este lugar es distinto, sentado aquí junto a ti conocí el amor puro, entendí que el amor a primera vista existe en los corazones nobles y llenos de ideales, esos corazones que como el tuyo y el mío se regían y espero que aun se rijan por ideas radicales y poco entendidas porque no somos normales, no podemos ser normales y nos negamos a serlo porque nacimos y vivimos libres sin alguna etiqueta o alguna estampa; tú y yo simplemente soñamos a ser grandes mientras nuestros diecisiete años no bastaban como garantía para tan grande ideal, no nos basto luchar porque el umbral de la muerte al final nos logro separar.
Ahora Camino por las bellas calles de Santiago como solíamos hacerlo en nuestra juventud, he llegado  a la esquina donde te vi por última vez en tu ciudad natal y no logre soportarlo más, lloro de rabia, de cólera, me suelto en un llanto insostenible que nada puede calmar, estoy desecho por dentro, inundado de recuerdos y a la deriva por los senderos de mi soledad, aquel autoexilio en el que he decidido vivir para llevar mi mente a entender las cosas que “el ruido no deja ver”; tenias razón, el silencio es el mejor amigo en épocas de dolor; sin embargo mi llanto continua ¿Por qué? Tantos planes y sueños incumplidos que ha quedado en la cuenta de “deudas pendientes” en mi desolado corazón; ¿esto es el amor? El amor que encuentras y luego te abandona para no volver más y así tener una cicatriz en el alma a la cual en el futuro deberé llamar orgullosamente “experiencia”. Quizá este sea el verdadero amor, aquel del que habla Isabel Allende, el amor que viene y se va para no quedarse jamás y nunca quitar su magia, tal vez sea así como tuvo que ser y por eso he venido aquí a Santiago a despedirme de ti, a decirte adiós por última vez y dejar que tu alma descanse en mi corazón; mis noches deberán volver a ser las mismas sin nadie a quien esperar o alguien a quien cuidar, mi corazón te deja ir porque en la belleza de la eterno nos volveremos a encontrar y los juegos de nuestra juventud nos volverán a hacer delirar.
Llevo un ramo de rosas en una mano y nuestros sueños y anhelos escritos en una hoja en la otra, llegue a la casa de la moneda y di vuelta a la esquina para empezar la empinada subida de cuatro cuadras, aunque ya llevo un largo rato caminando pero mi mente va perdida en otra cosa, camino un poco mas y me doy de cara con el mirador San Cristóbal, lo subo sin darme cuenta de los pasos que voy dando y dejo que tu espíritu me sople el camino porque yo ya estoy demasiado perdido, llego a la cima y grito adiós, dejo las rosas y la hoja en una banca y me siento a terminar del tomar el café que a estas alturas ya esta frio; en la soledad de este lugar quiero velar tu alma porque con tu cuerpo ya lo hicimos hace mucho, aquí te digo adiós querida amiga porque nuestros caminos se han separado, Dios ha querido que te vayas antes y solo él sabe porque quiso eso, algún día juntos le reclamaremos tamaña decisión aunque conociéndote tu ya te encargaste de hacerle saber tu descontento, sigue teniendo esa alma libre que te hará llegar aun mas lejos de donde ya estas, estoy seguro que el Cielo no es tu techo.
FINAL
De las cosas Gratas que me regalo la vida, el amor de una bella y pura amistad es que la mas agradezco, Chile siempre fue un lugar tenue y nublado para mi mente, lo recuerdo con una especie de dolor pero debo admitir que en sus calles conocí el regalo de la amistad y fue una amistad tan grande que me llena de alegría pero tan corta que me llena de tristeza; hoy sentado en mi lugar de nacimiento, el lugar que más amo y que se llama Moquegua sé que no importa si estoy aquí o allá o más allá, el alma de esta persona que se fue no me dejara jamás.



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