viernes, 25 de noviembre de 2011

Por las noches veo fantasmas

Una cortina que se mueve sola, un escalofrió a mis espaldas, voces que oigo cuando estoy a solas; todo eso es relativamente normal para mí, no me dan miedo ese tipo de cosas, he aprendido a convivir con ellos; desde que era muy chico estuve familiarizado con estas cosas, ¿si algo aparece frente a ti? No hay problema, debe ser alguien que vaga en un mundo paralelo, ¿si siento un escalofrió? No te preocupes, seguro paso muy cerca de ti, ¿Si alguien me jala la frazada de noche? Pues la jalas y te vuelves a dormir; en realidad es mucho más simple de lo que parece, solo es cuestión de tiempo y sobre todo costumbre.
Cuando empecé a ver fantasmas todo era muy confuso, mi mamá trato de explicarme que no hacían daño y poco a poco supere el pánico que les tenía hasta el punto que hoy ya no son un problema sino más bien una compañía; cuando fui creciendo, la familiaridad con ellos también creció, ya no existía temor sino mas bien respeto porque entendí que no son malos; en cambio también entendí que los fantasmas que si hacen daño son los fantasmas internos, aquellos con los que se carga a cuestas por decisión propia, son esos fantasmas los que hoy veo más seguido y los que me quitan el sueño sin necesidad de jalarme la frazada, en mi cama echado de noche son ellos los que vienen a perturbarme y son ellos los que logran arrancarme lagrimas de temor; mis errores se han convertido en fantasmas que hasta hoy me siguen, fantasmas que no me dejan ni un solo momentos, fantasmas que me quitan la fuerza; todas las noches al apagar la luz vienen a mi cabeza todas las cosas que hice mal o las cosas que pude hacer y no hice, se aprovechan de mi soledad y acaban conmigo, tienen una sonrisa burlona y una expresión de cólera; ellos son yo, me acompañan donde voy porque deben recordarme lo mal que hice; ¿miedo? Sí, porque no dejan de recordarme lo que perdí, ¿cólera? También pero hacia mí por haberlos hecho existir, ¿elección? No lo creo, ya es tarde para mis arrepentimientos.
Tengo sentimientos encontrados porque quisiera disipar a los fantasmas y salir corriendo al encuentro  de mis aciertos, mejor dicho de mi único acierto, aquel acierto que hoy ya no está conmigo por mis errores; quisiera tener una razón, un motivo, un empuje para poder salir corriendo y lograrlo todo como solía hacerlo antes, reconquistarte aunque no me veas y abrazarte aunque no me sientas. Hace dos noches decidí conversar con mis fantasmas interiores, todos y cada uno de ellos solo me decía “¿volverás?” y yo sé porque lo hacían, me dejan la pregunta en el aire para que sea mi imaginación la encargada de completar la idea, de ese modo se aseguran que sea yo quien me atormente… ¿Volverás a ser feliz? ¿Volverás a verla reír? ¿Volverás a ilusionarte cuando falte poco para abrazarla? ¿Volverás a ser valiente? ¿Volverás a ser uno?; y yo solo les digo “no lo sé” porque es la verdad, nada importa, nada sirve, nada vale y es más, nada queda porque los fantasmas no me estorban, el que me estorba soy yo.

5 comentarios:

  1. Querido amigo
    un placer leerte nuevamente en este mundo blog.
    Buen fin de semana .
    Nos seguimos visitando.
    besos

    ResponderEliminar
  2. Me pasa lo mismo, Dav. Me distraigo por un momento y de nuevo ellos lo ocupan todo.

    Me sigue encantando la forma en que escribes.

    ResponderEliminar
  3. De algun modo aun lo unico que me importa es que seas feliz; no dejes que los fantasmas entren, sonrie porque con tus sonrisas alegras el mundo...

    Gracias por leerme, eso me hace feliz.

    ResponderEliminar
  4. Vamos a ser felices los dos, Dav.

    Es imposible no leer algo escrito por ti, me gusta tanto, tanto.

    ResponderEliminar
  5. Si tu lo dices, entonces te creere, ambos seremos felices... ¿tu eres feliz ya?

    ResponderEliminar