viernes, 21 de octubre de 2011

Carta de amor, para despedirse de una amiga:

Hola querida amiga, no tienes idea de todo lo que te extraño, hace mucho tiempo que no sé nada de ti, ya casi no vienes a visitarme por las noches y no me despiertas sentándote sobre mi; aquí está haciendo mucho frio y sigo teniendo esa pésima costumbre de destaparme, hace falta que estés aquí para que me digas que debo dormir abrigado, donde sea que estés ¿sigues haciendo tonterías?  ¡Qué sería de ti si yo no te cuidara! Ya no te estés peleando con la gente por cosas sin sentido, por favor no estés haciendo tonterías porque no quiero que te metas en problemas y comunícate conmigo de vez en cuando para saber si estas comiendo… Ya es mas de un mes sin verte y empiezo a verte en cualquier lugar donde camino, el jueves pasado me pareció verte en el supermercado y el sábado anterior creí verte tomar un taxi cerca a mi casa, ¿estás viniendo a caso a verme sin que lo sepa? ¡No hagas eso¡ cuando vengas tienes que avisarme para que puedo prepararte algo y dejártelo en la cocina, ¿Qué te gustaría? Acaso donde estas ahora ¿alguien cocina como yo? No lo creo en realidad, podría hacerte algo de vegetales cocidos y carne de soja, apuesto que te gustaría comer eso… Los días siguen corriendo y aunque ya no estás físicamente, se que tu alma va conmigo; a veces me hecho con la luz apagada en mi cama y me pongo a conversar contigo pero no es igual, tu solías meterme golpes de rato en rato porque yo decía tonterías y te enojabas de la nada haciéndome parecer tu saco de box, extraño pedirte disculpas por nada y que te rías de mi por pedir disculpas sin razón; extraño también cuando jugabas conmigo a preguntarme cosas sin sentido de lo cual yo salía furioso porque no sabía que responder, sabes perfectamente que detesto quedarme sin respuestas, me conoces muy bien. ¿Sabes? Ahora que estoy a media carta recuerdo que al inicio la gente me llamaba para preguntar si estaba bien, cuando te fuiste de mi lado todos parecían pensar que no soportaría vivir sin ti y tenían y tienen razón pero tú me enseñaste a jamás flaquear ni dejar ver mis debilidades, también me enseñaste a sonreír siempre para que no llegue a mí la tristeza, ¡DIOS MIO! Cuanto me has enseñado en todo el tiempo que nos conocimos ¿no? Recuerdo que al inicio yo era una persona blanda que se reía de todo y jamás me hacia respetar, cuando extraño tus llamadas de atención, recuerdo que decías “ya no te dejes manejar o nadie te respetara” eres una persona sabia por donde se te ve porque sabes el modo correcto de tratar a las personas, sabes el modo adecuado de decir lo sientes y has aprendido a decirlo sin herir a los demás, de verdad necesito verte, al inicio te sentía a diario caminando conmigo y ahora ya casi no apareces, ¡te pasas ah¡ te sigo dejando comida que al día siguiente encuentro intacta sobre la mesa, ¡come¡ nada te cuesta. Bueno debo ir a dormir porque estoy en exámenes y tengo que estudiar, cuídate mucho amiga querida porque donde sea que estés tienes que comer y abrigarte, regresa pronto para que podamos vernos y confundirnos en un abrazo o en todo caso espérame ahí donde estas para que yo llegue pronto a dar contigo, te mando un beso donde sea que estés y por favor no te pelees con las personas, ya sé que te gusta andar sola pero has amigos para que te cuiden como lo hacía yo, tienes una capacidad tremenda para meterte en problemas.
P.D. Desde que te moriste las cosas han cambiado mucho, cuento los días para volver a vernos aunque yo no sé cuando moriré, sé que me dejaste en este mundo para cumplir una misión, nuestra misión y te prometo que lo hare, no me iré de aquí sin acabar y ayudare a cada persona que encuentre en el camino, apuesto que estas en el cielo y allá también sigues enseñando a las personas aunque no quieran escucharte, tu jamás te creíste perfecta, solo querías que la gente mejore, por esto te admiro y te quiero tanto; prometo que cuando cocine seguiré dejándote comida para que jamás vengas y no encuentres nada; desde tu muerte me hice una persona más madura, he entendido que tú querías que yo cambie para bien, ahora entiendo que solo querías hacerme feliz aun con tus regaños; no sabes cuánto lamento haberte dicho tantas veces “déjame, es mi vida” y no sabes cuánto más te agradezco que tu jamás me hayas dejado a pesar de ser tan terco y testarudo, me enseñarte bien, ahora yo hare lo mismo que tu por mí con otras personas; te extraño pero sé que donde estas, hasta Dios se quedara perplejo por ti.

No hay comentarios:

Publicar un comentario