lunes, 26 de septiembre de 2011

Un poco de “limón” para curtir

Infinidad de veces leí que el limón tenía poderes curativos, en una ocasión leí que curaba más de doscientas enfermedades de toda índole, desde estomacales, gástricos y hasta de obesidad; el limón en mi caso jamás ha servido para curar, en ocasiones si para dejar cicatrices, pero por lo general el limón a lo largo de mi vida ha sido el empuje a ser un poco más valiente aunque en realidad creo yo que el limón solo me motivo a ser masoquista, una historia que llevo desde niño y que con el paso de los años se hizo cada vez mas acida, mi historia con el limón:
Tenía 7 años cuando tuve mi primera experiencia memorable con este dichoso cítrico, yo jugaba futbol en las calles de Lima y como es de esperar las calle no eran nada lizas sino todo lo contrario, las calles eran tremendamente empedradas, una caída ahí significaba por lo menos una buena raspada y precisamente eso me paso, yo jugaba de lo más normal cuando de pronto un tropezón con mi torpe(izquierdo) hizo que cayera de rodillas, mi rodilla derecha se lleno de sangre, me asuste pero no dije nada, no quería un castigo o algo que me impidiera salir a jugar al día siguiente, en la noche mientras analizaba mi herida con el dolor insoportable se me ocurrió exprimirle unas gotas de limón encima porque recordaba que así me había cicatrizado una herida bastante más pequeña que tuve en la cara; me anime a echarme el limón, camine despacio a la cocina para que nadie me escuchara y partí el limón más grande y maduro, sentir las gotas correr por mi rodilla mientras lo exprimía era un dolor tremendo, un ardor que me hacia desear no tener pierna, la quería sacar, llorar o como mínimo gritar, nada de eso pude hacer porque si pasaba eso descubrirían mi herida y entonces no habría partido al día siguiente, aquella noche me eche limón en cada momento que pude, termine gastando el kilo de limón del refrigerador; el dolor y el ardor fueron dejados de lado para dar paso al placer y al gusto, esa noche fue mi primera vez.
Mi segunda experiencia fue pasados bastantes años, ya tenía yo 14 años, aunque nunca deje de “jugar” con el limón y mis heridas, esta vez el problema se presentaba algo mucho más serio, necesitaba un diurético urgente, uno barato e imperceptible a la vista del resto, entonces nació la idea de usar al viejo amigo cítrico, exprimí dos kilos en un vaso por las siguientes 5 semanas, al pasar estas era tremendamente delgado y por supuesto al borde de una anemia (casi leucemia), el cítrico había acabado con mis glóbulos blancos casi por completo, mi diagnostico era crítico y no por los males de mi cuerpo sino de mi mente, estaba turbado, estaba enfermo y sobre todo empezaba a volverme loco y como no podía faltar, el limón estuvo ahí para acompañarme fielmente, era un tormento vivir sin tomar un día el zumo de limón, mis manos sudaban, mi pecho se agitaba, mi ser se sentía falto de algo, sin querer me había vuelto adicto al limón aunque más bien diría yo adicto a sus poderes diuréticos; ya pasado un año logre salir adelante, era una persona feliz y sin complejos, con una nueva vida y para festejarlo salí a comer con mi familia, entre al restaurante, no sabía cuál era porque no había prestado atención, abrí la carta y “oh maravilla” era una cevicheria, sonreí a la carta puesto que solo había ceviches (platos llenos de limón), medite un momento y comprendí que seguiría mi amistad con el “viejo amigo”.
Mi tercera experiencia con el limón se dio a los 18 años, ya era yo bastante más maduro y esta vez no buscaba ni un cicatrizante ni un diurético, esta vez el limón jugó un papel que ni yo esperaba; ya habían pasado años desde mis problemas con el limón así que estaban casi olvidados, un día mi madre me dijo que la ayudara a cortar un árbol que molestaba en el jardín, coja un hacha y me dispuse a cortar el dichoso árbol sin percibir que estaba cortando el limonero, como era obvio yo no entendí que era un limonero hasta que me callo en las piernas y me dejo las pantorrillas llenas de agujeros, nunca olvidare mi cara de susto cuando caía todo el árbol sobre mis delgadas extremidades inferiores, ese día me dolió muchísimo las piernas por casi dos horas mientras me sacaba todas las espinitas que me dejo el limonero de recuerdo; para algunos puede ser algo casual, para mí era el recordatorio de mi “amigo” para que no olvidara nuestro viejo pacto de seguir juntos por toda la vida.
Ya con 19 años había aprendió casi todo del masoquismo físico, no había dolor corporal que no soportara con placer, era un completo maniático al dolor, el limón ya no me causaba miedo de ninguna forma y como era de esperarse el hábil limón decidió tomar una nueva forma para darme nuevos dolores que no pudiera soportar; esta vez el limón ya no funcionaba como cítrico sino que se empezaría a exprimir en mi alma para darme nuevas sensaciones, estoy seguro que fue el limón el que hizo que conociera “el amor”, un amor que a cuentagotas me vaciaba litros de limón por día, tras las peleas y disculpas ese “nuevo limón” me hizo derramar mas lagrimas que ningún otro dolor conocido, lo raro es que ya han pasado casi dos años desde que ese limón de metió en mi vida y esta vez parece que me ha ganado, he decaído frente a sus poderes, no puedo más; debo reconocer que soy un maestro con el dolor del cuerpo pero el limón más inteligente acabo con mi alma, con mi autoestima, con mis ganas; se ha divertido restregándome sus gotas en todo mi ser y viéndome palpitar de dolor mientras mis heridas abiertas piden socorro, debo reconocer que este nuevo limón me ha despellejado de a poquitos para llevarme a dolor nunca antes conocidos, a humillaciones nunca antes entendidas, este dolor definitivamente me ha vencido… por ahora.

2 comentarios:

  1. Hola mi querido amigo hacia mucho que no te leía me atrapo tu historia del limón, la verdad que muchas sensaciones pasaron por mi mente mientras te leía, desde exclamaciones pobrecito risa y pena
    pero me sorprendió tu comparación al final que pena una tremenda desilusión lo siento amigo espero te recuperes pronto de tu desilusión y vuelvas a tener fe en el limón, una muy buena historia te felicito escribes muy bien.
    Abrazos y besos del alma cuídate amigo.

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  2. Querido David
    estas en mi corazón .
    Disfruto de leerte.
    besos

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