jueves, 5 de enero de 2012

Empezar a andar...

Estaba Alejandro sentado en una habitación sin ventanas, aguardaba la llegada de alguien que no llegaba, el timbre no sonaba muy bien y por eso estaba siempre atento a las pisadas que se acercaban haciendo que la impaciencia se apodere de él; la puerta estaba cerrada pero por el borde del marco se podía ver el exterior así que aprovechaba para dar una vistazo de vez en cuando a ver si alguien se aproximaba lo que hizo desesperarlo aun mas; la luz era lo suficientemente fuerte para alumbrar el lugar pero no lo suficiente para iluminar la labor que pensaba hacer así que tomo un cerillo y prendió una vela con la esperanza de encontrar una solución diferente en el cajón derecho de su escritorio, se estaba preparando para lo que venía aunque no quisiera admitirlo; Alejandro dio un pequeño suspiro de resignación para darse fuerza interior, saco una hoja en blanco, un lapicero, lo puso sobre su escritorio y empezó a escribir:
“Me encuentro en un campo grande, sentado ante la nada y abrazando el pasado; me anima ver el arduo trabajo que viene por delante pero sin encontrar razones para sentirme vivo es muy difícil sacar a la luz una sonrisa; tengo que volver a vivir en muchos pedazos hasta que alguien quiera volver a unirme aunque debo asumir que es posible que nadie más lo haga, seré optimista ante lo que viene y resurgiré para alimentar mis sueños que hoy están desnutridos, besar mis anhelos para que no caigan en el olvido y abrazar mi esperanza para no quedarme desamparado en esta soledad. Las cicatrices que hoy llevo dentro me hacen más fuerte que ayer y más sabio que cuando empecé, deberé sobrevivir aunque ya no esté mas y guardar la esperanza del “quizás”, deberé simplemente seguir aunque mi corazón guarda gratos recuerdos debo empacarlos y mandarlos al cajón, pasare junto a tu casa y recordare los días conversando en la puerta o peleando, lo besos mientras te aferrabas a mí y la lluvia que jamás pudimos disfrutar juntos, aun así y con toda mi nostalgia estaré atento a alguna señal, mientras vivamos en el mismo mundo siempre habrá una opción, aunque las ciudades cambien o los países nos separen, seguimos siendo dos personas que puede volver a coincidir en algún lado, simplemente somos dos cuerpos que tal vez unidos se hagan mejores o quizá separados les vaya mejor, el tiempo decidirá sobre el sueño que no se completo y las cosas que no te pude decir.
Aun con todo mi dolor debo decir que me quedaran las mañanas recordándote, las tardes imaginándote y las noches extrañándote; empacare mis buenos recuerdos y por decisión propia exiliare a los malos; tu boca se lleva algo de la mía y la mía queda con sed de la tuya, guardare mis ganas para cuando sea adecuado y por lo pronto me limitare a no pensar y a ocuparme lo más posible en cosas que no me hagan pensar en ti tan seguido como lo hago y sería bueno que no aparezcas en cada esquina a la que volteo o en cada cosa que toco; esperare que anochezca cada noche para decirte hasta mañana y aguardare el beso flotante que se que es probable que no llegue mas, aun así será optimista y prometo sonreír.
Siendo más sincero, debo mandarte a unas vacaciones para preguntarme de vez en cuando ¿Dónde estarás? ¿Qué será de ti?; espero que lo venga para ti sea mejor y encuentres ese algo que yo no tengo por más que busque, viajare un poco para que los kilómetros te borren un poco y pondré a prueba mi resistencia al dolor; abusare un poco de la escritura para dejar volar la imaginación y a la vez dejarte saber que eres parte de mi aunque ya no quieras serlo más… Debo despedirme, hasta pronto.”
Alejandro dejo la carta sobre el escritorio y apago la vela, cogió las cosas que lo aguardaban en la esquina de la habitación y dio una última vista a aquel lugar donde la vio por última vez, a ella, a su gran amor que nunca llego a la última cita; con la cabeza gacha y los ojos húmedos no tuvo más remedio que cerrar la puerta y seguir, no girar y tampoco desistir porque el sabia que de nada serviría… Desde entonces Alejandro vaga por el mundo, anda de aquí para allá siempre incompleto por el amor que le falta y aun sigue escribiendo pensando en aquella última cita, esa cita que no pudo darse tal vez porque el destino no lo quiso, aun así guarda la esperanza en el corazón y la fuerza en el alma para una última batalla, un último intento que no sabe cuando llegara pero que siempre esperara.

1 comentario:

  1. Hola viejo amigo, gracias por escribirme. Sin duda te dejas llevar por la pasión, se nota en cada palabra, en cada frase como sientes... Al igual que tu comparto la situación de perder a alguien a quien se ama, pero te digo que bien se que las cosas pasan por algo, con el tiempo todo tiene una respuesta...
    hace tiempo no pasaba por aquí y he encontrado todo distinto. Las canciones están bien buenas, sobretodo la de ricardo arjona "el amor"... saludos y estamos leyéndonos

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