Alejandro se canso de viajar; las cosas no le habían salido como el las esperaba, el primer mes fue el mas fácil, parecía que seria simple el hecho de no recordarla, pero al cabo del mes el recuerdo regreso con mas fuerza; por un tiempo le pareció verla en cada persona que veía por la calle y durante el ultimo mes la soñaba cada noche, el mismo sueño se repetía, ella alejándose en un bosque mientras el sin salir de su mirar atónito la dejaba ir, en un momento reaccionaba con un grito ahogado que lo hacían desesperarse aun mas; todas las noches el mismo sueño por mas de un mes, ya se volvía algo insoportable; intento viajar por lugares cada vez mas remotos pero al final tuvo que caer en cuenta de que era en vano, nada lo perseguía, era el recuerdo que lo acompañaba el que obstruía la curación de su alma, el tiempo no pudo sanar nada porque las ideas de un reencuentro se lo impedían, aquella idea de que no importaba la distancia ya que eran almas gemelas, tanto pensar en el final feliz, el reencuentro al voltear la calle o quizá la llamada inesperada; todo aquello no sirvió de nada… Hoy ya todo es pasado, las cuatro estaciones se fueron y no se ha conseguido que el frio o el calor hagan que ella lo extrañe. Alejandro se ha dado cuenta de que es hora de regresar, no puede seguir huyendo, hace casi un año dejo cosas inconclusas, metas sin cumplir; era hora de retomar aquellas cosas para así aplacar el dolor, seguir viviendo era necesario y aguardar a que el destino hiciera su parte.

El viaje de regreso debía ser perfecto, planeo pasar por cada lugar por donde paso huyendo como para demostrarse a su mismo que ahora regresaba con el mismo temor de antes pero con otra actitud, se volvió imperioso que al regresar al punto de partida pueda afrontar los cambios que se hubiesen suscitado; debería soportar verla con otro y ser capas de ser feliz por ello, continuar con la pacificación del alma y llegar al grado de paz interior que deseaba; simplemente debía ser capaz de seguir.